La separación del mundo que exige nuestra vida y misión orante, no nos aleja de vosotros, sino que nos une de un modo espiritual, profundo, distinto y verdadero.

Escondidas con Cristo en Dios, toda nuestra vida es adoración, continua oración y ofrenda por vosotros, cercanos y lejanos, conocidos y desconocidos, creyentes y no creyentes, acogiendo a todos en nuestro corazón orante como algo propio que nos pertenece, sin juzgar a nadie, queriendo ser para cada uno cauce de la infinita misericordia de Dios.

Por eso, en tus sufrimientos y necesidades, en tus alegrías y esperanzas recuerda que no estás solo/a, Dios te ama y acompaña, y hay quien ora por ti, con el deseo de que te encuentres con su Amor, y de que tú mismo/a avances en el camino de la oración y la intimidad con Él y unido/a a Él aprendas a amar.

Si quieres, puedes confiarnos tus intenciones y necesidades llamando, escribiendo o acercándote al monasterio.

Si buscas ayuda en tu camino hacia Dios puedes hablar con nosotras en el locutorio, participar en nuestra oración litúrgica, o unirte a la familia carmelita, que es un grupo de laicos que comparte con nosotras momentos de oración y formación espiritual.  

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Nuestro Carmelo quiere ser para vosotros casa de oración y hogar de escucha, acogida y acompañamiento espiritual especialmente para el que sufre, anhela una vida más plena o quiere crecer en intimidad con el Señor.

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¡Acércate!